jueves, 7 de noviembre de 2019

Novedades de la Sección Psicopolítica

Novedades del Blog
Primera semana.


Novedades de la Sección Psicopolítica!

 
Imagen de Stefan Keller-Pixabay

 

Estimados lectores, en ésta ocasión les presento por ésta página principal, algunos de los contenidos del blog, publicados en sus diferentes secciones, Psicopatología, Poesía, Aforismos, Narrativa, Editoriales, Al final del día.

En ésta primera semana, dos secciones, Efemérides Caprichosas y Datos Curiosos, han cedido protagonismo a las otras secciones, reservándose el derecho a ser, la guinda del postre. 

Normalmente iré posteando por aquí los links a las novedades semanales para permitirles una lectura fluida, de todas maneras, en la cabecera pueden encontrar las pestañas con cada sección del blog y curiosear a gusto y piaccere. Siempre puede aparecer algún contenido extra. 



Hace algunos años atrás, cuando escribí "Ignorancia Letrada"(1), dediqué un extenso apartado a lo que llamaba en ese momento "la política apalabrada".

Es decir, la política del "abracadabra" y las palabras bonitas, destellantes o acaso, graves, con una solemnidad rayana en el absurdo, cuyo fin no es otra cosa que apelar a la fascinación, a la adopción fascinante y/o al rechazo fascinante, a la pura emotividad por sobre toda reflexión propia.

Escuchamos a diario gente que dice: “lo más atractivo de mí es mi cerebro”.

Ahora bien, así como nadie diría:


"Meteme el parietal en la cisura de silvio",
"sí sí y vos, frotame tu frontal contra la circunvolución de rolando"
 
ningún sentido tiene afirmar grotescamente que lo más atractivo de uno es el cerebro. Primero y básicamente porque lo atractivo de uno es algo que descubre el otro más allá de lo que proponga uno y lo que se descubre como atractivo es un encadenamiento de relieves físicos y psicológicos que van más allá del CPU humano, llamado cerebro.

Las miradas tiernas o sensuales, la apariencia, la elección de determinadas palabras para uno encadenadas al azar para el otro, exquisito halago o muestra de inteligencia, son relieves tan válidos como la apariencia física, etc.
Que uno desconozca cuál es su atractivo (o reniegue de éste) o bien, que uno tenga idealizado cierto aspecto de uno mismo como afluente de atractivo, nada tiene que ver con la realidad del impacto concreto que produce uno en otra persona concreta en calidad de atractivo.






Cuando hablamos de relaciones simbióticas pareciera que estamos hablando de algo, de un modo de vínculo, completamente alejado de la vida cotidiana tal como si le reserváramos a este modo de relacionarse un lugar exclusivo en la dimensión de la patología. 


No es de extrañar esta consideración a primera vista: en general, las relaciones simbióticas aparecen claras y evidentes en sus casos más extremos o mejor dicho, en su exteriorización más extrema.



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